“Haaland no va a entrar por ahí. Lo hare por otra puerta de mierda que tenemos. Aquí no hay ninguna entrada bonita”, decía el CEO del Ciudad de Luton, Gary Sweet, un «The Athletic» eliminó al Coventry City en la final de los playoffs de la Premier League. Porque por medio de una cadena uniforme de adosados ​​se accede al modesto Carretera de Kenilworth, a campito de casi 120 años de historia y apenas 10.000 butacas, cuya belleza reside en lo escueto. En agosto, tras 31 años fuera de la máxima división inglesa, un puñado de temporadas de letargo en el fútbol aficionado y cuatro ascensions en nueve campañas, este fiel representante de un fútbol pretérito y en vías de extinción probará el lujo de la Premier.

Kenilworth Road, casa del Luton, encajada entre viviendas unifamiliares

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De hecho, el Luton perdió la categoría en 1992, en el retraso de vispera de la reorganización de Primera inglesa. A partir de entonces, esta ciudad de 200.000 habitantes en el noroeste de Londres, donde residió principalmente uno de los aeropuertos más importantes de Inglaterra, vivió mil experiencias en mil categorías diferentes; salvo descensos; perdió ascensos y encadenó algunos de ellos; inclusive del fondo del fútbol no profesional en 2008, cuando una sanción de 30 puntos por irregularidades financieras la condenó al pozo de la quinta división. Allí, bajo el paraguas de un nuevo consorcio de inversores que tenían la particularidad de ser hinchas del club, el Luton reconstruyó su identidad perdida, dudó pendante cuatro años en la Conference (quinta categoría inglesa; la primera en ser regional) y retornó a la Liga de Fútbol en 2014.

Regresaba así el Luton a su hábitat, a la medianía del bonito y arraigado profesionalismo en la geografía inglesa. Pero nueve temporadas y cuatro después de ascensos, como reza una humilde carpeta en la más humilde aún fachada de Kenilworth Road: “Somos la Premier League”cuya traducción no es necesaria.

Temor, silencio y éxtasis en Wembley

The fusion of cuentos qu’envuelve el curso de los sombrereros, una mota que tiene su origen en la fabricación de sombreros que protagonizó el auge de su industria en los siglos XIX y XX, es extensa. Pero esta historia empezará por el final, por la tragedia que anticipó a la algarabía. Su capitán casillero de tomdefensa galés por antonomasia cuya parte del cuerpo con más tacto y roce con el balón es la frente, se rompió en el minuto 12 en la final del playoff en Wembley. Las aficiones de Luton y Coventry fueron invadidas por el silencio; el partido que valía un puesto en la Premier casi no importaba ya a nadie. Sin embargo, la insignia central de los trastornos por Rob Edwards, el autor del gol que tuvo la victoria de los suyos en la mitad de la final ante el Sunderland, siguió el partido en el hospital rodeado de su familia, vibró con la tanda de penaltis y celebró con rabia el fallo de Dabo desde los 11 metros que dejaba sin prima en Coventry City. El propio Luton encargó de publicar la felicidad de Lockyer en las redes sociales del club desde su habitáculo en el hospital, donde hoy continúa sometiéndose a pruebas.

Otros casos curiosos que residen en el número de Pelly Ruddock Mpanzuun canterano del jamón del oeste que en 2013 fue prestado a los de Kenilworth Road. Pero, aunque el londinense de origen congolés llegara con fecha de caducidad, este nunca se fue. Nuevas temporadas después, el mediocampista se ha convertido en el único futbolista de la historia del fútbol inglés que ha completado junto a su club cada paso del ascenso desde la quinta división a Premier League. “Siento que terminó el fútbol; Ya me puedo retirar”, comentó entre risas en la celebración por las calles de Luton. Vital en la enésima promoción de los de naranja, el futbolista qu’ajustó un brazo derecho el brazalete de capitán tras el susto de Lockyer en Wembley pasará a la historia de los hatters el curso que viene. Con 367 partidos en el club, Mpanzu es un solo de 20 partidos de ser el decimo jugador con más partidos con la camiseta del Luton.

Mientras tanto, el viejo Kenilworth Road vestirá de gala por última vez. Recibirá equipos gigantes como el Manchester City, futbolistas gigantes como Odegaard Vaya Rashford, a oleadas de hinchas acostumbrados a las comodidades de estadios modernos que tendrán que cruzar los pasillos de sus vecinos… Definitiva, será homenajeado por un fútbol burgués del que rara vez fue participe. Su final es inevitablemente irremediable y para el horizonte de 2024, pronto, un nuevo estadio el dar el relevo fue anciano nacido en 1905. Sin embargo, el Luton deberá invertir 12 millones de euros en su remodelación. Pero bueno, que suponen 12 millones para un equipo que ha recibido 200 por alcanzar el Olimpo económico del fútbol europeo.