Desde ahora tendermos que empezar a ser más conscientes de nuestros hábitos de vida, porque según un estudio publicado en Célulase transmite a nuestra descendencia.

El equipo líder por Juan Carlos Izpisua, Instituto Salk de Estudios Biológicos de La Jolla (California, USA) y es catedrático de la Universidad Católica de Murcia (UCAM), ha demostrado en mamíferos que las marcas epigenéticas adquiridas en diferentes puntos del genoma por la interacción con su entorno su transmisión tiene descendencia conocida.

La investigación supone un hito en la polémica entre las últimas teorías de Darwin y Lammark. Uno de los debates más importantes de la historia de la biología, que ha sido de gran ayuda para explicar las causas de la evolución, es el enfrentamiento entre la teoría de la selección natural de Darwin Según la teoría de la heredabilidad de las características adquiridas de Lammarck, cuyo postulado defendía que este organismo cambia durante la vida para adaptarse ha podido al entorno y que estos cambios se transmiten a su descendencia.

El artículo demuestra, por primera vez, en mamíferos, que las marcas epigenéticas adquiridas por diferentes motivos en algunas zonas del genoma se transmiten a la descendencia y en múltiples generaciones, así como también lo hacen sus rasgos fenotípicos asociados. En este caso, se ha estudiado en ratones la metilación del ADN en las islas CpG asociada a los promotores de sus genes relacionados con metadatos, Ldlr y Ankrd, y que se asocia a hipercolesterolemia y obesidad, respectivamente.

Según Izpisúa, «el desarrollo de este estudio nos ha llevado más de 10 años de trabajo y demuestra la importancia de que el medio ambiente puede tener, a través de la epigenética, sobre el de nuestras vidas y las de nuestros descendientes».

Para llevar a cabo este estudio, los investigadores generaron ratones obesos y con hipercolesterolemia a través de la metilación de los promotores CGI de los genes Ankrd y Ldlr (receptor de las lipoproteínas de baja densidad), provocando su silenciamiento. Estas metilaciones ocurren de forma natural en función de los hábitos alimenticios o el estilo de vida de cada individuo y no florecen a su secuencia génica. Con este modelo, se puede observar en la descendencia de los ratones como los cambios epigenéticos (las metilaciones) producidos por la edición génica se transmiten a la descendencia durante varias generaciones, dando lugar a ratones obesos y con hipercolesterolemia.

«Este trabajo en sí mismo constituye un hito metodológico que, sin duda, será una importante herramienta para el estudio de la epigenética en general. En este caso nuestro ha permitido presentar la primera evidencia directa de que la información epigenética puede transmitirse de forma estable a la descendencia a través de las líneas germinales paterna y materna”, apunta Estrella NúñezVicerrector de Investigación de la UCAM y coautor del artículo.

Estas observaciones proporcionan la primera evidencia de herencia epigenética transgenerativa en mamíferos. Estos conocimientos tendrán implicaciones sobre el papel que desempeña la herencia epigenética en la macroevolución biológica, así como en la embriogénesis de los mamíferos.

«Estos estudios en roedores, en caso de demostrarse en ensayos clínicos, nos ayudaron a comprender mejor la etiología, el diagnóstico y la susceptibilidad de la descendencia a enfermedades humanas no heredadas genéticamente, como por ejemplo la susceptibilidad hereditaria al cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurodegenerativas y obesidad», añade Izpisua.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *