Cuatro horas es el tiempo máximo que un corazón puede sobrevivir fuera del cuerpo del donante antes del trasplante ronda. From this period aumenta las probabilidades es que no funcione bien.

Ahora, investigadores de la Universidad de Michigan empleado un fármaco, aprobado para el tratamiento de las convulsiones, el trastorno bipolar y para la prevención de las migrañas, para reprogramar los corazones de los donantes al estimular la producción de enzimas beneficiosa que aumenta el tiempo que pueden almacenarse y transportare como mjorar su funcionamiento una vez trasplantados. Los resultados se publican en «Ciencia de la Medicina Traslacional”.

«This technology, induce a los corazones de los donantes a organizar respuestas adaptativas a su vida fuera de las organizaciones, podría suponer un cambio de paradigma no sólo para prolongar el tiempo que un corazón puede estar fuera del donante dure su transporte, sino también para mjorar su función tras el trasplante”, afirmó Paul C. Tang, autor principal del estudio y cirujano especialista en trasplantes cardíacos de la Universidad de Michigan. “To prolong the almacenamiento de los corazones averiguando las que defineen y modulan la biología de la fueron el primer paso hacia el objetivo último del almacenamiento de órganos”.

Además del 10-20% de los trasplantes de corazón, los corazones trasplantados no pueden bombardear suficiente sangre para abastecer al resto de las organizaciones. Este trastorno, conocido como disfunción primaria del injerto, es responsable de casi el 40% de las muertes prematuras por trasplante de corazón y aún puede ocurrir predictemente a pesar de la nueva tecnología de perfusión cardíaca mecánica.

Los investigadores trataron de ducir la disfunción primaria del injerto aumentando la producción de itaconato, un metabolismo antiinflamatorio y antioxidante producido por la enzima Irg1. El itaconato neutraliza los efectos del succinato, una molécula nociva que se acumula a corazón está en hielo y crea un destello de estrés oxidativo tras la reperfusión sanguínea que provoca el mal funcionamiento del corazón.

“Las técnicas actuales de preservación de donantes se centran en el almacenamiento en frío y, más recientemente, en tecnologías que los órganos perfundidos penden del transporte para minimizar lesiones en el corazón, pero no existen terapias moleculares específicas para mejorar la preservación de l’corazón de forma muy precisa”, afirmó Ienglam Lei, primer autor del estudio.

Cuando un órgano se almacena en frío, el succinato puede acumularse en exceso, lo que supone más munición contra el corazón que se va a trasplantar. Con el fin de reprogramar los corazones para que asimilaran el succinato dañino para el corazón, los investigadores utilizaron ácido valproico, un inhibidor de la histona desacetilasa utilizado anteriormente como fármaco anticonvulsivo. Descubrimos que desactivó una cantidad significativa de estrés acumulativo tanto en corazones humanos como porcinos al ordenar al corazón, por lo que producirá proteínas antioxidantes y antiinflamatorias mientras se conserva en hielo.

«Mediante un análisis metabolómico, descubrimos que el ácido valproico puede reprogramar el corazón del donante para que produzca itaconato mejorado durante la conservación», explica Tang. Anteriormente se demostró que los corazones son biológicamente muy activos mientras se conservan en hielo, lo que abre la oportunidad terapéutica de ayudarse a protegerse del estrés metabólico durante este tiempo. Esto no sólo podría duplicar el tiempo que un corazón pasa almacenado en frío, sino que podría reducir el riesgo de disfunción primaria del injerto para que el trasplante sea aún más seguro”.

El ácido valproico está aprobado para tratar las convulsiones, el trastorno bipolar y para la prevención de las migrañas. Por ello, los investigadores creen que el camino hacia un ensayo clínico puede ser más corto.

Esto no sólo podría podría el tiempo que un corazón pasa almacenado en frío, sino que reduciría el riesgo de disfunción primaria del injerto

«Este descubrimiento permitirá ganar tiempo en que un donante de corazón llegue a pacientes de zonas del país que antes no eran accesibles, lo que tendrá un gran impacto en el panorama de los trasplantes de órganos», afirmó Eugene Chen, coautor de el estudio.

Además, añade, es posible que los «principios generales aquí expuestos apliquen a la dañada de otros órganos, como pulmones, hígados y riñones»