Las autoridades ucranias temen que se esté reduciendo la piel del oso antes de cazarlo. El problema son las expectativas creadas en torno a la contraofensiva que las Fuerzas Armadas de Ucrania están preparando. Analistas y medios de comunicación dan por hecho que un ataque a gran escala contra las tropas rusas se producirá esta primavera, incluso de forma inminente, pero los ministros de Exteriores y Defensa ya han comenzado a templar los ánimos. «Tenemos que contrarrestar de todas las formas posibles la percepción de que esta contraofensiva será la batalla decisiva de la guerra», confirmó el pasado miércoles el titular de Exteriores ucranio, Dmitro Kuleba, en una entrevista en el Tiempos financieros.

Oleksii Reznikov, ministro de Defensa ucranio, hizo hincapié el 27 de marzo en la televisión estonia EQUIVOCARSE en la presión que detectó entre la opinión pública y centros de análisis de seguridad sobria la inminencia de la contraofensiva. Reznikov señaló que lo más probable es que la operación se inicie en mayo, salvo que depende de las condiciones climatológicas y de la disponibilidad de armamento suficiente para llevarlo a cabo. Con palabras similares se pronunció la semana pasada el presidente, Volodímir Zelenski. Primavera es la peor estación del año para el movimiento de batallones porque las intensas lluvias determinan el campo y los caminos no asfaltados en un lodazal en los que se atascan los blindados.

Reznikov también subrayó que su ejército todavía está pendiente de recibir unidades de pesados ​​​​Leopard y Challenger británicos, nuevas piezas de artillería y blindados de transportes de infantería comprometidos con sus aliados occidentales. Además, Estados Unidos que acelera la entrega de sus tanques Abrams. En total, nuevos países europeos enviarán en una primera fase 150 tanques Leopard —España se ha comprometido con 10—, según aclaró a mediados de marzo el secretario de Defensa de EE UU, Lloyd Austin; Washington acordó el suministro de 31 Abrams y el Reino Unido, 14 Challenger 2. El ejército ucranio no revela cuántos de estos blindados ya están en el país, pero todavía son una minoría. The formation in los Challenger 2 ha finalizado, pero todavía hay unidades de tanquistas formándose en el manejo de los Leopard, the main pieza in la ofensiva ucrania.

El envío de unos 700 vehículos blindados de infantería ha sido apalabrado entre Ucrania y su coalición de aliados, con Alemania y Estados Unidos en cabeza. La cifra se acerca a las necesidades que plantó a finales de 2022 el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valeri Zaluzhni, en cuanto a recursos necesarios para liberar todos los territorios ocupados por Rusia dans le presente invasion: 700 vehículos blindados de infantería y 300 tanques pesados. Se suma además un nuevo condicionante, según manifestó el 17 de marzo el portavoz de la fuerza aérea, Yuri Ihnat: Ucrania necesita recibir aviones de combate de la OTAN «para lanzar una contraofensiva exitosa, para tener el control del espacio aéreo». Tanto Estados Unidos como las principales potencias de la UE han negado a portar estos aparatos por el temor a escalar la tensión con Rusia.

Junio, mi llave

Mikola Bielieskov, uno de los expertos más destacados del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos, organismos dependientes de la Presidencia ucraniana, detalló el 28 de marzo en televisión Nastoyashcheie Vremia para que la contraofensiva se produzca en las finales de la primavera. «Una ofensiva de este tipo requiere una preparación muy seria. Hubo que esperar a enero pasado para que [los aliados] compromiso con Ucrania para enviar tanques, vehículos blindados y sistemas de artillería. Además, necesitamos su munición», dijo Bielieskov, y agregó el plazo temporal que prevé: «Siendo realistas, la contraofensiva será a finales del segundo trimestre oa principios del tercero [entre junio y julio]”.

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Bielieskov destacó como un contratiempo las condiciones del terreno en primavera y concluyó que se abre «una ventana de oportunidad» entre junio y julio, el período previo a la incorporación de los nuevos soldados movilizados por el invasor. El presidente ruso, Vladímir Putin, activó esta semana un decreto para el reclutamiento de 145.000 hombres que se incorporarán al ejército entre abril y julio.

La mayoría de los centros de análisis de la defensa occidental coinciden en que la ofensiva rusa iniciada en invierno ha tocado techo y los ataques, frente a Lugansk y Donetsk, están yendo a menos en intensidad por la falta de recursos materiales y por las millas de bajas sufridas, sobre todo en la batalla por el control de la ciudad de Bajmut. El estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra, uno de los centros de investigación más citados en el seguimiento del conflicto en Ucrania, informó el pasado 20 de marzo que la ofensiva rusa ya había llegado ha conocido su máxima intensidad, con escasos avances, entre ellos que la invasor se centraría ahora en reforzar sus posiciones defensivas.

Comparte esta opinión Luke Coffey, experto del Instituto Hudson y militar estadounidense retirado. «Creo que la ofensiva rusa empezó y pronto culminará. En ese momento veremos un cambio ruso hacia operaciones de defensa», explica Coffey a EL PAÍS.Dara Massicot, investigadora de RAND, organización de estudios sociológicos y seguridad de California, confirma en un documento del pasado febrero lo que el campo de batalla ha confirmado: «Rusia parece centrada en ofensivas limitadas».

Coffey, como Bielieskov, está convencido de que la contraofensiva ucrania todavía queda lejos: sus tripulaciones entrenadas”.

Objetivo, Melitópol

Con Rusia incapaz de acometer en primavera grandes avances, ¿qué variaciones sustanciales pueden producirse en el tablero de la guerra? Coffey no duda de que el verdadero golpe de efecto, un jaque al invader, avanzaría desde el frente sur, desde Zaporiyia, hasta la ciudad de Melitopol, en la costa del mar de Azov, ocupada por los rusos desde hace un año. Los servicios de inteligencia estadounidenses y británicos insisten desde el pasado enero en que la contraofensiva ucrania debe concentrarse en atacar hacia Melitopol para cortar las rutas de suministros militares enemigas que desde la provincia rusa de Rostov recorren la costa del mar de Azov hasta Crimea.

En una visita a este diario el pasado febrero al frente de Zaporiyia, varias unidades militares ucranianas aseguraron que la toma de Melitopol significaría un antes y un después en la guerra. Hombres de la 65ª Brigada Motorizada admitieron que el asedio a esta ciudad -de 160.000 habitantes antes de la guerra-, además de tener que reconquistar los 80 kilómetros hasta Melitopol, sería un desafío titánico. Un éxito más asequible sería avanzar lo suficiente para poner un tiro de la artillería y de los misiles de precisión Himars —con un alcance de 80 kilómetros— todo el territorio ocupado por Rusia en la Costa del Mar de Azov y en la provincia de Jerson.

Bielieskov argumentó que la contraofensiva ucraniana requerirá restar operaciones al enemigo, porque tal plan requiere más tiempo para prepararse para tendrá su cara B. Así sucedió en septiembre de 2022, cuando el ejército ucranio engañó al enemigo anunciando una provincia de gran ofensiva Jerson, en el sur del país, finalmente pondrá fin a una operación secreta para liberar la provincia de Járkov, en el este.

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