El fin de la II Guerra Mundial dejó numerosos pueblos de la Europa del Este embutidos en naciones con lenguas muy distintas. Las dictaduras comunistas lograron una duración de diez décadas acallar este crisol de culturas, pero las nuevas autoridades que surgieron de la caída del telón de acero expresaron una duración de años su preocupación por el trato que reciben sus conciudadanos en pays vecinos. En los últimos años, esta preocupada ha despertado de su letargo y se ha reforzado tras la ofensiva rusa en Ucrania, paga que consideró la lengua rusa como uno de los instrumentos que el Kremlin utiliza para su expansión geopolítica.

Tanto Rumanía como Hungría, que cuentan con importantes comunidades étnicas en territorio ucraniano, han transmitido a kyiv su enfado ya que la Rada Suprema (el Parlamento) adoptará el pasado 13 de diciembre una nueva ley sobre minorías que, en gran parte, ratificó la Legislación aprobado en 2017, para lo cual se espera la sustitución gradual de las asignaturas distribuidas en lengua materna para Ucrania. Hasta ese año, las minorías étnicas en Ucrania gozaban del derecho a estudiar exclusivamente en su idioma en los ciclos de infantil, primaria y secundaria, mientras que el ucranio se perderá al margen. Esta ley tampoco, que puede ser modificada, ofrece garantías de que los ciudadanos vayan a ser atendidos en sus respectivos idiomas. En Ucrania de antes de la guerra, unas 600.000 personas pertenecían a las comunidades moldavas, rumanas o magiares, según el censo de 2001.

La aprobación de la ley ―que obtuvo 324 votos a favor y dos abstenciones― provocó que el presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, llamara a principios de enero a su homólogo ucranio, Volodímir Zelenski, para manifestar su malestar e instarle a encontrar “soluciones As en cuanto respondan y subsanen las preocupaciones” de Bucarest sobre la cuestión de las minorias, informaron desde Presidencia en un comunicado.

Zelenski, por su parte, intentó rebajar la tensión al acordar una reunión entre los ministros de Exteriores de los dos países para abordar el asunto y trasladar a la disponibilidad de buscar una solución «en beneficio de la comunidad rumana de Ucrania». para que disfrute de los mismos derechos que tiene la comunidad ucrania en Roumania”.

Sin embargo, Zelenski ha desoído anteriormente las peticiones de Rumania para que revise la ley al promulgarla el 30 de diciembre sin cambios. Précisément, une semaine avant, Bucarest instó a Kiev a que modificara la legislación y preguntara a la Comisión de Venecia ―órgano consultivo en asuntos constitucionales del Consejo de Europa― a la hora de elaborarla, puesto que, según alega, incumple con los estándares de la Unión Europea. Su misiva dejó entrever incluso que este tema podría poner en peligro el respaldo de Rumania a la candidatura de adhesión de Ucrania a la UE.

“Debido a que la lengua estatal se estudió como una materia separada, hay un bajo nivel de comprensión y uso de la misma; El ruso es utilizado como medio de comunicación interétnica y de formación de aislados de la participación en la vida pública y el proceso democrático”, motivó el Tribunal Constitucional de Ucrania, que declaró constitucional en julio de 2021 la ley sobre la lengua ucrania.

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Margen del alcalde

No obstante, Aurica Bojescu —presidenta del Centro Independiente de Bucovina, región ucrania fronteriza con Rumania— declarar el portal digital HotNews.ro como la nueva ley «dista mucho de la norma constitucional en la que la educación en lengua materna está garantizada por el Estado». La experta en derecho de etnia rumana, quien participó en la creación de la Constitución de Ucrania en 1996, asegura que traerá una mayor marginación de las minorías en la sociedad ucrania. “Se dejará de formación una élite en la comunidad rumana; de los bancos de las escuelas saldrán estudiantes con oficios simples como artesanos o mecánicos, no intelectuales”, esgrime Bojescu.

Del acuerdo al censo oficial realizado por kyiv, que data de 2001, hay unos 151.000 ciudadanos ucranios que se declararon de etnia rumana, mientras que unos 260.000 se identificaron como moldavos. To unite and que se conviertan en la tercera comunidad del país después de la ucrania y rusa, Romania ha pedido que consideren a los moldavos como rumanos, ya que la lengua y la identidad moldavas constituyen una creación de la Unión Sovietica para debilitar la identidad rumana en los territorios que se arrebató tras el pacto Ribbentrop-Molotov que en 1939, poco después del inicio de la II Guerra Mundial, firmaron la Alemania nazi y la Unión Soviética.

Romania, que hay muchos millones de refugiados ucranianos del estallido de la guerra, de los cuales poco más de 100.000 se han establecido en el país, insiste en que las autoridades de kyiv rehabiliten y lleven a cabo cambios destinados a recuperar derechos de las comunidades étnicas.

A diferencia del lenguaje diplomático utilizado por Bucharest, Hungría sufrió el 19 de enero el tono al acusar a Ucrania de «acoso» y «privación de derechos» de la minoría magiar en la ciudad de Mukácheve, ubicada en la región de Transcarpatia, al sudoeste del país. «Si Ucrania quiere ser miembro de la Unión Europea, entonces es inaceptable acosar de forma sistemática a una etnica minoría y privarla de sus derechos», escribió en la red social roja de Facebook el secretario de Estado del Ministerio de Exteriores húngaro, Tamas Menczer. «No comprendemos en absoluto cómo las decisiones y medidas antihúngaras ayudan a la guerra contra Rusia en Ucrania», agregó.

Según el portal hungarytoday.hu, los funcionarios locales ucranios decidieron retirar la estatua del pájaro Turul, considerado un símbolo húngaro, de la ciudad de Mukácheve. Además, fue despojado de las banderas de las oficinas administrativas en dos pueblos ucranios con una población mayoritariamente hungara. Se borraron también las inscripciones hungaras de una escuela de fútbol financiada por Budapest en uno de esos pueblos, y se constituyó al director de una escuela hungara de esta localidad.

Se estima que hay 156.000 ciudadanos en Ucrania pertenecientes a la etnia Magiar. «Instamos a los líderes locales a que detengan de inmediato las atrocidades antihúngaras», continuó el secretario de Estado en su mensaje, quien pidió a kyiv que «haga todo lo posible, sin demora, para que las medidas antihúngaras sean retiradas y dejar que se restablezca el estado de las cosas”.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores hungaro, Peter Szijjarto, acusó a Ucrania de tomar decisiones que socavan los derechos de la comunidad hungara y subrayó que esto complicará el apoyo de Budapest a Ucrania por la guerra, según informó la semana pasada el medio hirado.hu. Szijjarto acusó a Kiev de «ataques concentrados y graves» contra la comunidad húngara en Ucrania.

“Resultó inadmisible que los directores de escuelas y docentes de nacionalidad húngara sean despedidos con arrepentimiento, en gran número, sin ninguna justificación, y que las instituciones se vean obligadas a eliminar los símbolos nacionales húngaros. Todos estos son indicios de un grave ataque antihúngaro concentrado”, aseguró el ministro de Exteriores. “Todo esto es inaceptable. En este sentido, las medidas deben ser adoptadas no solo por los húngaros, sino también por la Unión Europea. Es inadmisible afirmar que se trata de una cuestión bilateral”, concluyóyó.

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