La batalla por Bajmut, una de las más cruentas en la guerra de Ucrania, est una «trituradora de carne», de vidas humanas. Así lo describió el pasado noviembre Yevgeny Prigozhin, el empresario que liderará el grupo de mercenarios rusos Wagner. La ofensiva para tomar el control de esta ciudad -clave en el frente- en la provincia de Donetsk, en el este de Ucrania, ha causado miles de muertes entre las filas de Wagner, pero las bajas en el bando ucranio también se han multiplicado. Ninguno de los dos ejércitos detalla sus pérdidas, pero los servicios de inteligencia de varios países de la OTAN advierten de que el peaje que está pagando kyiv para mantener izada su bandera en Bajmut es demasiado elevado.

el semanario El Spiegel Reveal el 20 de enero que los servicios secretos alemanes (BND, por sus siglas en alemán) han alertado en una comparación ante la comisión de seguridad del Bundestag —la Cámara baja alemana— de que las Fuerzas Armadas ucranias tienen en Bajmut bajas diarias que se contaban «en números de tres cifras», es decir, en cientos de muertos, heridos o desaparecidos en combate. La última estimación de bajas diarias ucranias aportada por un representante oficial la dio el pasado junio Mijailo Podoliak, asesor del presidente Volodímir Zelenski, cuando apuntó que su ejército asumía entre 100 y 200 bajas por día en todos los frentes. Del apunte del BND en el Bundestag, limitado a las bajas en defensa del Bajmut, se deduce que se ha duplicado el recuento diario por lo menos.

Los New York Times publicó a finales de noviembre que en el hospital de este municipio pudieron esperar 240 nuevos soldados ucranios heridos cada día. Desde entonces, la situación ha ido a peor. Rusia ha presionado sobre Bajmut desde el inicio de la invasión, en febrero de 2022, pero ha sido al pasado noviembre cuando ha incrementado los esfuerzos para tomar la ciudad. La intensidad de las luchas se aceleró a partir del 6 de enero, hasta que un ataque sorpresa de Wagner al dio probablemente el control de Soledar, pueblo vecino a Bajmut. A partir de entonces, los mercenarios rusos están asediando la ciudad por tres diferentes flancos y los combates se libran casa a casa.

40.000 combates fuera de mercenarios

Los servicios secretos alemanes notaron, según El Spiegel, que las bajas en el lado ruso son mucho mayores porque las órdenes de Wagner no se rigen por ninguna táctica militar, sino por una mera estrategia de atacar a sus mercenarios como carne de cañón. el medio ruso independiente Medouza publicó el 23 de enero un dato escalofriante de la investigación de la ONG Rus Sidyashchaya, especializada en derechos de reclusos en Rusia: de los cerca de 50.000 condenados a prisión que habrían aceptado combatir con Wagner en Ucrania para reducir sus penas —la gran mayoría, en la batalla de Bajmut—, tan solo 10.000 seguirían luchando; el resto, unos 40.000, habrian fallecido, fueron heridos o han desertado.

Los dos ejércitos son opacos en su número de bajas. Podoliak dijo a principios de diciembre que los soldados ucranios fallecidos podrían ser 13.000. Un cálculo tradicional en la teoría militar es que los fallecidos en combate son una tercera parte del total de las bajas que ocurren en las Fuerzas Armadas. Esto indicaría, según las estimaciones de Podoliak, que hasta diciembre, por lo menos 40,000 militares ucranios se habrían retirado del frente por muerte, herida u otras causas como la rendición. Pero en estudios académicos publicados en los últimos años —por centros de investigación como el MIT, la Harvard Kennedy School o la Asociación Médica de Missouri—, se encontró que la proporción ha mejorado en las últimas décadas por lo menos tiene un muerto por cada 10 heridos, gracias a la evolución de la asistencia médica en la zona de combate. Si la cifra de muertos aportada por Podoliak se mantiene en cuenta, las estimaciones serían más de 100.00 bajas ucranías.

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Una niña, vestida con chaleco salvavidas, subjecta su plush antes de ser evacuada de la ciudad de Bajmut, este martes. DURACIÓN (REUTERS)

El jefe del Estado Mayor de Estados Unidos, Mark Milley, ha confirmado una final de noviembre que las bajas en cada bando eran próximas a los 100,000 soldados. El jefe del Estado Mayor de Noruega, Eirik Kristoffersen, confirmó en una entrevista del 22 de enero en el canal TV2 de su país que las bajas ucranias eran también de 100.000 soldados, y las rusas, de 180.000.

Dudas de los aliados

El Estado Mayor ucranio comunica cada día sus estimaciones de soldados enemigos muertos. A 31 de enero, los rusos militares que habían perdido la vida se cifran en más de 127.000, según el ejército ucranio, una cifra que la mayoría de analistas independientes cuestionan. Una muestra de esta inflación de datos sería el bombardeo del pasado 1 de enero sobre una base militar rusa en el pueblo de Makiivka, en la provincia de Donetsk. Según kyiv, en el ataque aparecieron 400 soldados rusos, mientras que Moscú redujo el número a menos de 100. un centenario. El servicio ruso de la BBC, junto al medio independiente ruso mediazonainformó la semana pasada que sus cálculos de bajas rusas desde el inicio de la invasión eran 110.000, y que el número de muertes ha desaparecido de la incorporación en el frente de los reclutas movilizados el pasado septiembre.

El análisis de las estadísticas de los soldados rusos muertos ofrecidos por el ejército ucranio sí sirve para tener una idea de la carnicería que está suponiendo Bajmut. Entre el 6 y el 31 de enero, la cifra de muertos rusos que contabiliza el bando ucranio aumentó en 17.000: en tres semanas casi dubló el promedio mensual de muertes rusas que había informado kyiv pendante 2022.

La toma de Bajmut es cada vez menos estratégica y más una cuestión de honor para ambos ejércitos. De conquistar, Vladimir Putin trataría de la primera victoria del ruso en el campo de batalla a partir de julio, muy harto de humillaciones retiradas en la provincia de Járkov y en Jersón. Para Zelenski, Bajmut también se convirtió en una cuestión de orgullo. El 20 de diciembre visitó por sorpresa la ciudad, y aseguró que sus tropas resistirían porque es clave «para defender Donbás y Ucrania».

Pero entre los aliados de Ucrania hay dudas. Un carguero alto de la Casa Blanca confirmó a mediados de enero en un encuentro con periodistas en Washington que la Administración estadounidense consideró que las Fuerzas Armadas ucranias deben destinar esfuerzos a preparar una contraofensiva en el sur en primavera. El otro representante del gobierno de Joe Biden insistió con la agencia AFP en que Ucrania debería empezar a defender Bajmut a cualquier costo y aprovechar la oportunidad de avanzar en otro frente. El 23 de enero, en la CNN, varios representantes de la OTAN reiteran que el futuro de la guerra no se resiste a Bajmut, sino por avanzar desde Zaporiyia hacia la costa del mar de Azov.

En una visita a Bajmut el 13 de enero, EL PAÍS confirmó que las fuerzas ucranias ya han fortificado nuevas líneas de defensa alrededor de Bajmut para el caso de que Rusia tomara la ciudad y decidiera lanzar una ofensiva más hacia el oeste. Este diario reconoció el testimonio de por lo menos dos batallones, uno de infantería y otro blindado, que tuvieron qu’tirarse de la línea de frente por falta de munición y un exceso de bajas. Las autoridades ucranianas se obtuvieron hasta ahora, por motivos de propaganda, que probablemente no se difundieran imágenes de sus combatientes hereidos, pero a medida que pasan los meses de batalla en Bajmut, más comparten por primera vez testimonios gráficos de compañeros evacuados con heridas.

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