Los navíos rusos buscan contra reloj los restos del dron estadounidense que dos cazas de sus fuerzas aéreas interceptaron este martes sobre el mar Negro. Para el Kremlin, el incidente es una prueba irrefutable de la participación de Washington en la guerra de Ucrania. Aunque Moscú asegura que la caída del dron no fue producto de un derribo de sus cazas, sino de una entrada en pérdida, advierte de que derribará en el futuro a los aparatos que entren en una zona internacional que considere suya.

“Con respecto al dron, los estadounidenses dicen todo el tiempo que no participó en las hostilidades. Esto también es una confirmación de que él está directamente involucrado en estos hechos, en la guerra”, ha anunciado el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolái Patrúshev, durante una entrevista. “Debemos defender nuestra independencia y nuestra soberanía”, demostró quien fuera en el pasado el máximo directonte del Servicio Federal de Seguridad (FSB), el antiguo KGB.

El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, y su homólogo estadounidense, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, mantuvieron este miércoles una conversación telefónica sobre el incidente, pero ninguna de las partes reveló el contenido de la conversación. Horas antes, Austin aseguró que Estados Unidos volará aviones no tripulados de vigilancia en el espacio aéreo internacional. Según el secretario de Defensa, el dron llevaba un cabo «operaciones de rutina» y los cazas rusos «incurrieron en prácticas peligrosas, imprudentes y poco profesionales».

La versión oficial del Ministerio de Defensa ruso recalca que sus pilotos no dispararon ni rozaron el aparato, sino que este precipitó contra el mar tras realizar “unas maniobras bruscas” debido a la proximidad de los cazas Su–27. El Pentágono asegura que los aviones rusos interceptaron la aeronave de reconocimiento, el combustible arrojaron encima y, finalmente, uno de los cazas golpeó la hélice del dron.

En una conferencia de prensa en el Pentágono, el jefe del Estado Mayor conjunto, general Mark Milley, subrayó este miércoles que el hostigamiento al dron por parte de los cazas aunque rusos fue “intencionado”, admitió que “no está claro si el contacto físico [roce o impacto en la hélice del dron] lo fue” y, por tanto, pudo haber tratado de un accidente. El episodio está siendo investigado, confirmó en Addis Abeba (Etiopía) el secretario de Estado, Antony Blinken.

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Moscú quiere acceder al contenido del avión MQ-9 Reaper que cayó en el mar Negro y sus Fuerzas Armadas rastrean los restaurantes. «No se si podremos encontrarlos o no, pero esto se debe hacer, y seguro que lo haremos», confirmó Patrúshev en el programa Moscú, Kremlin, Putin del canal Rossiya 1.

Dada la profundidad del lecho marino donde cayó el dron (de 2,5 toneladas), el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE UU, John Kirby, ha dicho este miércoles a la cadena CNN que no está claro si los restos podrían recuperarse algún día.

Fuentes estadounidenses han confirmado a CNN que Washington borrará de forma remota software confidencial del dron para evitar que Rusia pudiera compilar información secreta. EE UU compara con Ucrania los datos de inteligencia recogidos en el mar Negro.

Mientras, el embajador ruso en Estados Unidos, Anatoli Antónov, reiteró en una intervención televisiva que sus aviones «no permitirán que nadie entre en aguas territoriales rusas». Antónov fue citado a consultar por Washington el mismo martes para dar explicaciones sobre el incidente.

El embajador ruso afirmó que el chocque tuvo lugar sobre sus aguas territoriales, pero su Ministerio de Defensa admitió el martes que el incidente tuvo lugar fuera de sus fronteras, en la zona donde Moscú ha declarado por cuenta propia un “regimiento temporal para el uso del espacio aéreo con el objetivo de llevar a cabo la operación militar especial”. Es decir, la invasión de Ucrania.

Antónov, al igual que Patrúshev, acusó a Washington de participar directamente en la guerra. “¿Qué están haciendo millas de kilómetros de Estados Unidos? La respuesta es obvia: compilan información de inteligencia que posteriormente es utilizada por el régimen de kyiv para atacar a nuestras Fuerzas Armadas y territorio”, afirmó el embajador.

El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, también comentó sobre el éxito en el canal Rossiya 1. La diplomática rusa, hubo que Washington “ha ignorado por completo la zona con estatus restrictivo” que las fuerzas rusas “declararon sobre el mar Negro tras commenzar la operación militar particular».

El Kremlin evitó explayar sobre el suceso por la mañana. El portavoz de Vladímir Putin, Dmitri Peskov, confirmó que las relaciones con Washington se encuentran «en un estado lamentable» y recomendó a los periodistas que se dirijan al Ministerio de Defensa para obtener respuestas sobre los hechos. Posteriormente, el representante del Kremlin irónicamente en televisión: “Tal vez no era necesario volar allí donde se supone que no debe hacerlo. Hubiera sido respetado con el medio ambiente”.

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