En un extraño dictamen, Miriam Lewin, titular de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, recomendó que el periodista Tomás Rebord cese de hostigar a los opositores a Cristina Kirchner desde los microfonos de su programa Maga, en Radio Nacional, al «promover sentidos estigmatizantes y violentos».

Lewin le puso su firma has a dictamen que cuestionó el discurso de Rebord, en un programa de agosto del año pasado, en el que aluden a formas violentas y animalizantes de calificar a quien se distanció de la propia posición política e ideológica».

Las declaraciones de Rebord fueron previas al atentado contra Cristina Kirchner, cuando hubo dos movilizaciones en la puerta de su casa y Rebord pidió que «ojalá una triunfe físicamente sobre la otra» y que «estaría bien que algunas personas cobren»además de llamar «estúpidos» a los «gorilas» que protestaban ahí y de usar varios insultos contra los opositores a la vicepresidenta.

La Defensoría del Público es una organización que está en el centro de las críticas opositoras y que incluye a muchos diputados que pidieron su disolución, es la que suele utilizar para tratar de controlar los contenidos de los periodistas opositores a la gestión oficial, como Bebé Etchecoby allá Viviana Canosaquienes recibieron numerosas «recomendaciones» de la organización que dirige Lewin.

Pero en esta ocasión, el dictamen de la Defensoría tuvo escasa difusión pública porque cuestionó los «sentidos estigmatizantes y violentos» de un periodista cercano al kirchnerismo, Tomás Rebord, desde Radio Nacional.

Además, algunos lo ven como parte de un internado dentro del gobiernoHay que la Defensoría del Público emitió un dictamen pocos días antes del discurso de Cristina Kirchner en Plaza de Mayo, asegurando justamente que Rebord propició la violencia política contra opositores al vicepresidente de los micrófonos de Radio Nacional.

Ledge destinado a victimizar cuando fue informado esta semana del dictamen de la Defensoría, publicando en sus redes sociales que habían hecho «una denuncia» contra su «programa Maga» por «utilizar formas insultantes y groseras», ironizando con que lo iban a meter preso por usar palabras como «paja», «verga», «hijos de puta», «cogieron», «tocada de orto», «poronga» y «pijió».

«Encuentro en este momento una evaluación del mejor curso de acción junto a mi vasto equipo legal conforme en una persona, yo mismo. «Intenten silenciar la Verdad, pero no detendrán la Máxima Ciencia», aseguró Rebord además redes sociales, cuando informó sobre la «denuncia».

En realidad, Rebord omitió decir que eso que mostró es un «dictamen» que el enviado esta semana la Defensoría del Público, con la firma de su titular Miriam Lewin, ya que la denuncia fue presentada el año pasado. Este dictamen de las organizaciones oficiales menciona sus expresiones «insultantes y groseras», en relación con el «recomendó el debido respeto de los derechos de la niñez», luego su programación entra en un horario apto para todo público.

Pero el núcleo del dictamen no tiene relación con esa cuestión, sino con las declaraciones que realizó Rebord en su programa de Radio Nacional, en agosto del año pasado, cuando hubo movilizaciones en la puerta de la casa de Cristina Kirchner para manifestar a favor y en contra de la acusación por corrupción que realizó esa semana el fiscal Diego Luciani ante los jueces en la causa Vialidad.

Las polémicas declaraciones de Rebord

El informa a la Defensoría asegura que Tomás Rebord tuvo en su programa de agosto pasado un discurso «fuertemente crítico de las sospechas que recaen sobre la figura de la vicepresidenta en el marco de la causa denominada Vialidad». Y que usó un discurso «violento y estigmatizante» a través de una ironía donde sugiere que «lo que se niega es precisamente lo que el conductor desearía expresar».

En esta oportunidad, Rebord dijo: “Está teniendo en este momento dos movilizaciones en simultáneo en la casa de Cristina, una a favor y otra en contra. Sería profundamente irresponsable de mi parte, en medio público, decir que ojalá una triunfe físicamente sobre la otra, ¿no? Lo que quiero decir es que sería institucionalmente irresponsable de mi parte, por ende no estoy diciendo nada».

Además, insistió después con ese mismo discurso, al plantar: «Mirá, ahí se están pegando en Recoleta, lo estoy viendo acá por el coso. Algunas personas cobren Creo que estamos cobrando nosotros igual, pero que haya bardo, hermano, que haya un poco de bardo. ¿Vieron lo correcto que estoy?».

Rebord dijo también en su programa: «Yo creo que me volvería loco, creo que saldría con una escopeta al balcón, capaz si es apoyo también, eso no lo termino de tener claro». Y «creo que como la mayoría de las cosas, eso tiene algo de riesgo por la perspectiva ideológica desde la cual está hablando. Me porque a nadie le parecería…, no imagino un titular si yo digo que la causa me parece un papelón», en relación con la causa Vialidad.

Por eso fue que en su dictamen, la Dirección de Análisis, Investigación y Monitoreo de la Defensoría del Público (DAIM) plantó que «esta Dirección entiende la preocupación qu’expresa la consulta, en tanto se advierte y se despliega de un discurso que alude a formas violentas y estigmatizantes de calificar a quien se distancia de la propia posición política e ideológica». Y puso como ejemplo, cuando dice que los «gorilas» son «estúpidos», además de agregar varios insultos que sacó Rebord.

«Según la DAIM, así todos los dichos son expresados ​​en un marco de opinión, la difusión de asociaciones entre la orientación político-ideológica con formas insultantes y con la animalidad en un medio masivo de comunicación contribuir a la promoción de sentidos estigmatizantes y violentos. Se destaca la inconveniencia que supone el lenguaje utilizado en materia de apto para todo público”, concluyó el dictamen firmado por Miriam Lewin.

La denuncia fue presentada el año pasado a título personal por Bernabé Fernández, productor de TN (una empresa de Grupo Clarín), y tuvo dictamen esta semana en la Defensoría del Público, con la firma de Lewin.

Radio Nacional fue consultada sobre este dictamen, pero su director prefirió que no hubiera contestador automático.

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