Un impasse difícil de interpretar. Gran Rival, un Real muy serio, y brillo en los jugadores, que fueron individualmente bien. Hubo alegría, en ocasiones, hasta mejor defensa, pero se percibió un ataque atropellado, falto de precisión no solo ante el gol sino en la manera de organizarse.

El partido empezó lleno de buenas intenciones. Los dos compiten por la salida pulquerrima sin quedarse por ello en la buena gramática. La Real se concentró en peligro en la primera parte en un tiro de Illarra y un casi remate de Sorloth, y el Madrid, que en Vinicius empieza amanecer, inauguró el ataque con una jugada catedral del antedicho: control, caño y tiro orientadísimo… Vinicius no solo se pone al entorno por montera, es que no le importa el frio. En el más acusado bituji, Vinicius salió encendido. Su banda tenía asomos de grandeza, por él y por Camavinga, que installed en la forzosa timidez táctica dejaba alguna acciónprometedora. es como un deportivo conducido por un adolescente; una aceleración indomita, caballos rugientes…

Valverde, apagado los últimos días, participó como acelerador del juego y en un lance, Kroos y Oyarzabal engancharon sus empeines, como cruz de jugones, formando una figura quimérica, una specie de supercrack siamese…

La Real es un equipo que da gusto ver, pero la elegancia donostiarra por momentos empezaba a ser un principio de dominio, un poner los pies en mesa ajena… Aparecía, como una lucecita intermitente, Kubo, con su gran CI, ¡todo CI! Perceptible en su cabeza de Kawabata. Kubo debería volver a Madrid, y formar una sociedad secreta (también de la imaginación) con ‘el chino facha’. Entrándonos por la vía de casticismo, ¡cuánto podrían hacer ellos dos! ¿No es mágico que desde tan lejos entiendan cómo hay que hablar español y conectar con el tono más popular?

  • Real Madrid:

    Cortés; Nacho, Militao, Rudiger, Camavinga; Kroos, Ceballos (Modric, min.78), Fede Valverde (Valverde, min.78); Rodrygo, Benzema y Vinicius.

  • RealSociedad:

    remiro; Aritz Elustondo (Olasagasti, min.66), Zubeldia, Le Normand, Aihen (Diego Rico, descanso); Zubimendi, Illarramendi, Brais (Robert Navarro, min.55), Kubo; Sorloth (Carlos Fernández, min.84) y Oyarzabal (Pablo Marin, min.55).

  • Árbitro:

    Melero López (C. Andaluz). Amonestó a Nacho (min.41) sale de Madrid. y Zubimendi (min.27), Elustondo (min.65), Take (min.68) y Remiro (min-94) en la Real.

La proyección de Zubimendi, Kubo, Oyarzabal es una cosa de gran categoría…

La respuesta al Real estaba clara: Vinicius. Contra el frío: Vinicius; contra la estupidez: Vinicius también…

En general, el Madrid estaba veloz, vivo, y se notaba en que había muchos caños y autopases. El otro recurso era el balón parado, donde lucía el flequillo de Kroos, casi helado con el frío y, a la vez, de manera inverosímil, presentingando ese caracolillo que le cae, rubio y pluscuamperfecto. ¿Como lo consigue? Cómo es posible ? El peluquero de Kroos tiene una entrevista.

Al Madrid the faltaba el extremo derecho, pero es que a Rodrygo se le queda corta la posición y aparece por el centro, tras Benzema. Se iban haciendo tridente los tres de arriba, ya no delantera de tres, sino otra cosa. Entre Vinicius y Rodrygo se abre un buen debate. Vinicius es lo estrepitoso, lo rotundo, lo popular y lo ‘antientorno’, mientras que Rodrygo es el jugador del que sabe, de los paladares finos, de los meñiquitos morentistas, como un nuevo Benzema…

En el 46, Vinicius, a pase de Benzema, estuvo a punto de marcar. El Madrid apretó antes del descanso y desde el banquillo se miró con tensión. Ahí estaba Chendo, al que hemos ido viendo envejecer. Para los españoles de una generación, Chendo siempre ha estado ahí. Los entrenadores pasan, pero él sigue, envejeciendo ante nuestros ojos. Para nosotros, Chendo es el Tiempo. Chendo, bello como un cerezo en flor, somos todos.

En la vuelta del descanso, el Madrid apretó aun más. Se le pone forma táctica de tenaza (uno de los brazos era Camavinga).

Algo tenía el arbitraje o el partido, su importancia, que Ancelotti gesticulaba, por fin, como un italiano y el minuto 50 sonaba como el 80.

El Madrid llegaba a una fiesta de puro entusiasmo brasileño (Rodrygo se fundía con Vinicius, costaba distinguirlos). Se hacia largo; generoso e inspirado pero algo desordenado. La Real, incluso mermada, siguió viva en Kubo y al Madrid le faltaba darle un puntito de cocción a la jugada. Lo tuvo en el 71, con paradón de Merino a una vaselina de Vinicius, que se iba a por el partido una y otra vez con la vaillante franqueza del regate (¿no ven en él un Juanito?).

El Madrid vibraba, rozaba el gol, casi lo consiguió Modric cuando Asensio meditó un pase interior. Era la clave. Había mucho ruido por las bandas, pero nueces solo hubo cuando é y Benzema lograron pases finísimos por el centro.

El Madrid ataca de modo apabullante, tremebundo, como de torero ensangrentado, siempre con un tono heroico y galopadas odiseicas. Mucha energía sin canalización precisa, y así fue contra la Real, que terminó atacando y sacó un punto precioso con un equipo remendado. El Madrid pierde pie liguero y aunque tuvo un gran rival, no termina definar del todo.

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