Pilirani Aironi y su mujer Mercy, a punto de dar a luz, tienen que caminar 15 km por una zona inundada del sur de Malawi, duramente golpeada por el ciclón Freddy, en un intento de llegar al centro médico más cercano. “Encontraremos la manera de llevarlo al hospital hoy”quiere creer Pilirani Aironi, conocido el sábado 18 de marzo por AFP.

Su aldea, en el municipio de Muloza, cerca de la frontera con Mozambique, fue arrasada por el ciclón, que dejó al menos 438 muertos, 918 heridos y más de 345.000 desplazados, según el último informe del Gobierno. El mal tiempo fue tan violento que aparecieron nuevos arroyos. Seis meses de lluvia cayeron en seis días, provocando deslizamientos de tierra e inundaciones que arrasaron casas, carreteras y puentes.

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Cuando un periodista de la AFP los encontró, Mercy y Pilirani Aironi, que caminaban descalzas, ya habían tenido que cruzar tres de estos nuevos arroyos. «Sabíamos que había más ríos en el camino, pero no teníamos elección»explica el Sr. Aironi.

Situado en la ladera de una montaña, su pueblo fue arrasado casi por completo por un deslizamiento de tierra causado por el mal tiempo. Grandes rocas blancas, arena y agua cubren el área donde alguna vez estuvieron las casas.

Los heridos también tuvieron que ser trasladados al hospital a pie. Entre ellos se encontraban ocho familiares de Winditoni Makava, de 75 años. “Los llevábamos a hombros o en camillas”, él dice. Otros nueve miembros de su familia murieron en las inundaciones, pero solo se recuperaron cinco cuerpos.

Los muertos y el hambre

Salir del pueblo es difícil y la ayuda también está luchando por llegar. AFP pudo trasladarse hasta allí a bordo de un helicóptero del ejército que transportaba ayuda médica. Pero falta comida. “Sobrevivimos por la gracia de Dios”testifica el cacique tradicional local, Manuel Nachidwa. “La mayoría de nosotros sobrevivimos con plátanos” en los árboles

El ciclón Freddy, que se disipó esta semana tras matar a más de 570 personas en el sur de África, afectó a más de medio millón de personas en Malaui. Había golpeado por primera vez a fines de febrero, en Madagascar y Mozambique. Luego regresó al Océano Índico, donde había ganado poder gracias a las cálidas aguas antes de, extremadamente raro, dar la vuelta para golpear el continente nuevamente.

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Al menos 89 personas han muerto en el distrito de Mulanje, según el balance oficial, pero muchas más según los lugareños. “Mucha gente sigue enterrada bajo estas rocas”muestra Manuel Nachidwa.

El país, que acababa de salir de la epidemia de cólera más grave en varias décadas y debilitado por la falta de agua potable, medidas de higiene y sistemas de salud y saneamiento, se encuentra nuevamente expuesto al riesgo de recuperación. “Millones de niños corren el riesgo de un aumento potencial de casos de cólera en Malawi y Mozambique tras el ciclón tropical Freddy, que azotó ambos países por segunda vez en menos de un mes”preocupa a Unicef ​​en un comunicado de prensa emitido el 20 de marzo.

El mundo con AFP

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