¿Cómo gestionar emociones difíciles?

You can practice mindfulness in as little as 15 minutes a day ...

Las emociones constituyen un elemento esencial en la vivencia humana, afectando nuestras elecciones, interacciones y bienestar integral. No obstante, hay emociones que no son fáciles de controlar. La rabia, el temor, la tristeza, la frustración y la culpa, por ejemplo, pueden provocar reacciones intensas que complican su manejo adecuado. El aprendizaje relacionado con gestionar emociones complejas no implica reprimirlas o pasar por alto su existencia, sino identificarlas, entenderlas y canalizarlas de forma saludable.

Aceptación y reconocimiento emocional

El primer paso consiste en identificar la emoción que se está experimentando. Muchas personas tienden a negar o ignorar lo que sienten ante la incomodidad que produce. Sin embargo, varios estudios en psicología, como los realizados por Tara Brach y Daniel Goleman, indican que la aceptación emocional es esencial para evitar la acumulación de tensión, ansiedad o síntomas físicos relacionados con la somatización.

Imagina una escena de todos los días: después de recibir un comentario negativo en el trabajo, es posible que sientas vergüenza y enojo. Si rechazas esas emociones, podrías mostrar irritación o aislamiento en otros ámbitos de tu vida. Sin embargo, al identificarlas —*me siento dolido* o *me siento incómodo*— puedes empezar a manejarlas.

Exploración del origen de las emociones

Cada emoción compleja tiende a tener un desencadenante particular. Meditar sobre la fuente de nuestras sensaciones ayuda a entender la causa del malestar y responder adecuadamente. Un ejemplo es la frustración, que puede aparecer cuando las expectativas no se satisfacen, mientras que el temor podría estar relacionado con vivencias pasadas o pensamientos futuros.

Un ejercicio eficaz consiste en llevar un diario emocional. Escribir lo que ocurre, cómo te sientes y qué piensas ante determinados eventos cotidianos ayuda a detectar patrones emocionales. Estudios del ámbito de la neurociencia afirman que el acto de nombrar y analizar las emociones activa regiones cerebrales asociadas con el autocontrol, como la corteza prefrontal.

Estrategias para la regulación emocional

Existen diferentes técnicas para gestionar emociones complejas:

Respiración consciente: cuando las emociones toman el control, la respiración se acelera. Tomarse unos minutos para inhalar profundamente y exhalar lentamente ayuda a regular el sistema nervioso autónomo y a reducir la intensidad emocional.

Mindfulness o atención plena: practicar la atención plena permite observar las emociones sin juzgarlas. Por ejemplo, si sientes rabia, en vez de reaccionar impulsivamente, puedes observar cómo se manifiesta en tu cuerpo —presión en el pecho, calor en las manos— y aceptar su presencia hasta que disminuya su fuerza. Investigaciones realizadas en universidades como Harvard y Oxford han demostrado la eficacia del mindfulness en el manejo de la ansiedad y el estrés.

Modificación cognitiva: las emociones complejas a menudo son impulsadas por pensamientos distorsionados. Ajustar la manera en que se ve una situación puede alterar la reacción emocional. Si te aterra hablar en público, podrías ver ese temor como una posibilidad de desarrollo personal y adquisición de conocimientos.

Manejo emocional en el día a día: casos prácticos

La aplicación de estas estrategias varia según el contexto. Supongamos que una madre soltera siente culpa por dedicar tiempo a su bienestar personal. A través de la reflexión, comprende que el autocuidado no la convierte en mala madre, sino que potencia su capacidad para cuidar a su hijo. Empieza a permitirse momentos de ocio, apoyando su proceso emocional con frases de autocompasión.

Otro ejemplo es cuando alguien finaliza una relación amorosa. El sufrimiento puede convertirse en enojo o profunda tristeza. Recurrir al apoyo de amigos, redactar una carta para expresar sus sentimientos (sin entregarla) o unirse a grupos de apoyo puede facilitar el proceso de gestionar esas emociones.

La importancia del acompañamiento profesional

Aunque muchas personas logran gestionar emociones difíciles aplicando estrategias de regulación, algunas pueden requerir apoyo profesional. Psicólogos y terapeutas utilizan técnicas basadas en la evidencia —como la terapia cognitivo conductual, la terapia focalizada en emociones, o la terapia de aceptación y compromiso— para acompañar el proceso de comprensión y transformación emocional.

Por ejemplo, en situaciones de duelo, traumas o crisis vitales, la asistencia profesional es fundamental para evitar posibles complicaciones, como la depresión o los trastornos de ansiedad.

El desarrollo de la inteligencia emocional

Desarrollar la capacidad para gestionar emociones difíciles implica un compromiso con uno mismo. No se trata de cambiar la naturaleza de las emociones, sino de aprender a convivir con ellas, comprender sus mensajes y responder con mayor flexibilidad y autocuidado. Con la práctica constante y el apoyo adecuado, transformar esos momentos complejos en oportunidades de autoconocimiento fortalece la resiliencia y la autenticidad. Cada emoción, por intensa que sea, puede convertirse en una valiosa aliada para crecer y construir relaciones más sanas consigo mismo y con los demás.

By Andrés Herrera Castro