El primer ministro marfileño, Patrick Achi (en el centro), explicado por las autoridades administrativas de la región del Extremo Norte, durante el lanzamiento de un amplio plan de ayuda para jóvenes en las regiones fronterizas de Malí y Burkina Faso donde los grupos yihadistas intentan reclutar, en Tougbo, el 22 de enero de 2022.

A lo largo de las carreteras de Bounkani, una región en el extremo noreste de Costa de Marfil que limita con Burkina Faso y Ghana, los edificios aún huelen a pintura fresca. Dispensarios, escuelas, graneros comunitarios, abastecimiento de agua potable o programas de electrificación: en los pueblos contiguos al inmenso Parque Nacional de Comoé, cientos de paneles presentan las obras en curso y los proyectos recién contenidos.

Marginado durante mucho tiempo, el norte de Côte d’Ivoire es ahora el foco de atención especial del gobierno y de las agencias internacionales de desarrollo. La serie de atentados, en 2020 y 2021, no reivindicados y atribuidos por las autoridades y expertos en seguridad a grupos yihadistas sahelianos, está en el origen de este revés.

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Junto a la provisión de servicios básicos a la población, el empleo juvenil se considera una prioridad absoluta para evitar que jóvenes del norte se unan a los grupos yihadistas que campan a sus anchas en la subregión. A principios de enero, el presidente Alassane Ouattara también decretó que el año 2023 sería «la de la juventud».

sorpresas por la magnitud de los atentados terroristas y por el miedo a ver instalado en su suelo un semillero yihadista, las autoridades primero buscaron evitar su respuesta de seguridad: revisión del mapa militar a favor de regiones aisladas, construcción de cuarteles, despacho de fuerzas especiales, compra de equipo militar, reorganización del sistema de inteligencia, otorgamiento de un 13mi meses de salario a los soldados.

«Células durmientes»

Tantas acciones que, según Abiyán, permitieron no registrar ningún ataque en 2022, mientras que, al mismo tiempo, Benín y Togo experimentaban un deterioro creciente del contexto de seguridad en su parte norte. Maíz “la amenaza sigue ahí” recuerdan en coro a especialistas en seguridad, expertos del área y políticos preocupados por la presencia de «células durmientes». En diciembre de 2022, grupos armados llevaron a cabo ataques en aldeas del sur de Burkina Faso, al otro lado de la frontera, provocando la llegada de decenas de refugiados.

Convencido de que la respuesta militar no puede con todo y que la ociosidad explica en parte la atracción obtenida por los grupos yihadistas, el Gobierno, con el apoyo de varios donantes internacionales entre ellos Francia, puso en marcha un plan en enero de 2022 a favor de los jóvenes por un importe de 32.000 millones de francos CFA (unos 49 millones de euros) durante tres años. Las seis regiones del norte del país de las que se beneficia Bounkani.

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