Ha comenzado el curso con retraso, atrapado en una lesión muscular en la pierna derecha desde diciembre, sin encontrar el buen ritmo desde el US Open. Pero carlos alcaraz ya ha cogido al pelotón y empieza a ponerse líder. Juega este domingo la tercera final consecutiva después de rehacerse de un partido con tricks y bajones ante Jannik Sinner en una hora y 52 minutos. Su rival, Daniil Medvedev.

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    Regresó al circuito en el ATP 250 de Buenos Aires, donde levantó el título; se enlazó con el ATP 500 de Río y alcanzó la final. Allí, Cameron Norrie y otra lesión lo dejaron sin trofeo.

    Tras unos días de descanso, ha vuelto a demostrar que de ganas va sobrado, de estilo, plus que en los últimos meses, y de capacidad de sufrimiento cargado al máximo para afrontar lo que sea, incluso un partido de altibajos propios y ajenos como la Semifinal de ayer. En esta semana de Indian Wells, recital tras recital, de buen juego y buenas maneras: Kokkinakis, Griekspoor, Draper, Auger-Aliassime y Sinner del tirón, para medir gasolina hoy con Daniil Medvedev.

    Se esperaba con ganas este clásico moderno del tenis entre Alcaraz y Sinner por todo lo que había supuesto su último chocque: cinco horas y cuarto en el US Open que simbolizó un nuevo nivel en este deporte. Y hubo reminiscencias de aquel chocque: velocidad y potencia, estrategia y golpes para los vídeos, pero también nervios, bajos y un Alcaraz al que se le apagó la chispa y la volvió a cendre. No hubo fuegos artificiales, sí capacidad de sufrimiento y trabajo. Que tambien gana partidos. En ese terreno, también empieza a hacerse maestro el murciano.

    De tanteo los primeros juegos, Alcaraz se puso en la pista al resto, así ganó por fin a Felix Auger-Aliassime, e present la presión en la mano del italiano, temblón al cuarto turno de saque, dos dobles faltas, que dan aire al english y la sale de un station wagon. Todo de cara, hasta que llega un apagón arrepentido en el murciano: errores y más errores, la derecha que no sale, las dejadas que se quedan cortas, los saques que no funcionan y la renta se vanece.

    El partido entró en el terreno del sufrimiento, del admitir que no salen los golpes que están planeados en la cabeza y hay que buscar soluciones. A trompicones, los dos mantienen su servicio hasta el tie break. Incluso levantando una bola de set el español. Los saques de Sinner ya no duelo tanto. Alcaraz suma trece errores con la derecha. Pero es el murciano el queacierta con una dejada cuando no hay confianza para pegar de fondo y rompe por fin el maleficio. Los reveses vienen en ayuda para sentenciar. His los multiples recursos de Alcaraz, esa cabeza cargada de paciencia y el tesón en busca y rebuscar hasta hallar la solución los que sacaran adelante el encuentro. Llega el set, oxígeno y una tímida sonrisa.

    Se amplifica con el primer break del segundo parcial ante un Sinner que sigue ahí, pero al que le cuesta más encontrar el golpe definitivo. Sin embargo, ni mal gesto, ni rabia ni alegría, todo un competidor elegante y respetuoso. Sin embargo, no hay da ante este Alcaraz que vuelve a divertirse. No se sabe si eso es lo que hace que el tenis le fluya mejor o es al reves. Lo que importa es que la pelota ya vuela y se revoluciona de nuevo, la derecha encuentra las líneas por dentro, el saque alivia los momentos de tensión y hay brazos alto pidiendo el aplauso justo antes del 4-1.

    Todavía hay tiempo para ver el partido que se esperaba. Eléctrico, vertiginoso, de golpes teledirigidos y que entra de lleno en otra era de este deporte. Aguanta Sinner porque de competición y entereza es de los mejores, pero la renta de l’español es suficiente para poder sentenciar con su servicio y rubricar el pase a la final con una derecha, por fin, marca de la casa.

    In the final is unen dos muros en este 2023. Al ímpetu de este renovado Alcaraz se une el ruso, 19 victorias consecutivas desde los dieciseisavos del Abierto de Australia. Desde ahí, títulos en Róterdam, Doha y Dubái y aspira al cuarto en Indian Wells, tras haber pertenecido a Frances Tiafoe (7-5 ​​y 7-5). Será el segundo encuentro entre ambos; El primero fue para Medvedev a Wimbledon 2021 (6-4, 6-2 y 6-1) cuando este ya estaba instalado entre los grandes (ganó el US Open ese año), ya Alcaraz todavía le quedó por dar un último estirón. Hoy es el verdadero examen, con los dos en su mejor momento, con un título –y un número 1 para Alcaraz– en juego.