Pedro Sánchez jugó duro con Rusia ante el presidente Chino, Xi Jinping, el alias más importante de Vladímir Putin, y defendió el plan de paz de 10 puntos del líder ucraniano Volodímir Zelenski. A la vez, nada más arrancar el encuentro con el líder chino y aún con las cámaras delante, el presidente del Gobierno español ha pedido a Xi «diálogo» para acabar antes con «los horrores de una guerra ilegal e injusta». Xi, mucho más ambiguo que el presidente español, ha evitado citar expresamente a Ucrania, al menos en la parte pública de la reunión, pero sí le ha dicho a Sánchez que China y España van a “compartir juntos las oportunidades y afrontar los retos para impulsive the bilateral desarrollo más a fondo, a enfrentar defios,promover el desarrollo y hacer contribuciones a la paz y el del mundo”. Es una mención a la paz por una obvia referencia a Ucrania, siempre en estilo elliptico chino.

Xi ha tenido buenas palabras para el español, el primer líder europeo que le visitó tras su reciente viaje a Moscú. El presidente chino ha reconocido la labor de Sánchez para hacer frente a la pandemia, le ha dicho que «ha tenido mucho éxito con los efectos de turbulencias internacionales» y ha rematado: «España ha sido uno de los mejores países en el económico de la UE. En la actualidad, China se dedica a un desarrollo de alta calidad para conseguir modernización para poder ofrecer más mercado a los países, España incluida, más oportunidades de colaboración. Hemos establecido una relación estratégica integral”.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, acompañado por el embajador de España en China, Rafael Dezcallar (i), es recibido por autoridades de China a su llegada este jueves a Pekín tras en el Foro de Boao para Asia.
Borja Puig de la Bellacasa (Moncloa/EFE)

Pero mientras Xi parecía querer enfocarse en cuestiones económicas, Sánchez apostaba por hablar de la guerra. The ha dicho al chino todo lo que estaba previsto: “Presidente Xi, tengo mucho interés en conocer su visión sobre el actual contexto geoestratégico global. Así que la posición de China es una guerra que afecta especialmente a Ucrania, especialmente a la visita de Moscú. Sabe cuál es nuestra posición. Debemos seguir apostando por la paz: esa paz debe ser justa, duradera, conforme a la Carta de Naciones Unidas, y que respete los principios del orden internacional: la soberanía y la integridad territorial del país agredido, tal y como reclamar el presidente Zelenski en su fórmula para la paz, que España apoya”, ha insistido Sánchez, dejando así claro su respaldo al plan de paz ucranio. “Debemos mantener los canales de comunicación abiertos, construir nueva confianza a través de agendas positivas. Es muy importante que, pese a las diferencias, busquemos espacios de diálogo y también de concertación”, ha rematado Sánchez.

visita delicada

La visita era muy delicada, incluso con un cierto riesgo porque China está en una posición sobre la guerra de Ucrania muy alejada de la europea y muy cercana a Moscú. Y la diferencia de tamaño e influencia entre China y España es enorme, por lo que siempre existe la tentación de que el grande use al pequeño. Pero Pedro Sánchez estaba seguro de que el encuentro con Xi Jinping, el todopoderoso presidente del gigante asiático, es una gran oportunidad para tratar de arrastrarlo hacia posiciones más cercanas a las europeas y sobre todo para convencerle de un elemento clave: que cualquier plan de paz que se promoeva para Ucrania ―los chinos han puesto uno encima de la mesa en el reciente viaje de Xi a Moscú― debe contar con el respaldo expreso de Volodímir Zelenski y los ucranios o no serviá para nada.

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“Hay mucha expectativa, creo que es muy importante esta cita con Xi. La relevancia internacional de España no cae del cielo, la hemos trabajado mucho”, señaló en el avión camino de China el propio Sánchez. porque aunque cree que parece evidente que Xi fue a Moscú para respaldar a Vladímir Putin y dejar claro que China no permitirá que caiga, también considerando que la decisión de Pekín de abandonar el aislamiento de la estapa de covid cero para invitar a líderes como Sánchez y otros europeos prueba que el gigante asiático está incómodo con la guerra de Ucrania y quiere volver a un mundo más estable donde poder hacer negocios y una relación mayor con la UE.

En este contexto, España siempre va a estar más cerca de EE UU que de China, y de hecho Washington fue informada por los españoles del viaje a Pekín, pero en La Moncloa considerando muy importante que España tenga su propia voz y Sánchez escuche directamente de Xi cuál es su plan y el líder chino puede recibir de primera mano las propuestas europeas. «España es un país muy alineado con las posiciones de la UE, no vamos a tener ningún problema ahí», señaló Sánchez después de las críticas à viajes anteriores, en especial el alemán Olaf Scholz, quien reprochó tibieza hacia Pekín. España ve a Rusia ya casi como un «vasallo» de China, y por eso en La Moncloa cree que la posición de Xi es decisiva para buscar una salida a la guerra. Fuentes de esta institución consideran que en los 12 puntos del plano de Pekín hay “elementos interesantes” que coinciden con la propuesta para la paz de Zelenski.

Sánchez llegó el jueves por la noche a Pekín tras su paso fugaz por el Foro económico de Boao, el llamado Davos chino, para encontrarse este viernes no solo con Xi, momento cumbre de la visita, sino también con el primer ministro Li Qiang, y el presidente de la Asamblea Popular Nacional de China, Zhao Leji. El epicentro de toda esta actividad política es el Gran Salón del Pueblo, un enorme edificio reservado para las principales ceremonias políticas y los encuentros de alto nivel ubicados en el lateral de la histórica plaza de Tiananmen. En el primer encuentro, con el primer ministro Li, Sánchez ha sido recibido con palabras entusiastas. “España es un país grande en la UE y tiene una gran cantidad de dinero en asociaciones internacionales. Usted es un político con mucha experiencia que ha promovido la cooperación entre España y China. La situación económica es de mucha incertidumbre. Compartimos su idea de promover la cooperación internacional», le ha dicho Li a Sánchez en la parte de la cita en la que los chinos dejan entrar a la prensa.

Desde que llegó a China, el jueves, el presidente español ha hecho un discurso contra el proteccionismo de este país. Sánchez disputó estas alabanzas de Li con palabras muy amables de defensa de la cooperación entre China y España, aunque sí aclaró que es importante buscar “una relación entre la Unión Europea y China más equilibrada”. Sánchez va a ser más suave que Úrsula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, que la semana que viene de estar en Pekín y los jóvenes lanzaron en Bruselas un duro discurso sobre China. Von der Leyen acusó al gigante asiático de querer cambiar el orden mundial para imponer su dominio, y de manejar sus herramientas “de coerción económica comercial” y políticas de desinformación para ello. Sánchez y Li también hablaron de temas comerciales y de turismo, algo que ambos países pretenden reactivar. De hecho, el presidente español aprobó la visita pagando también con los empresarios españoles en China y con un grupo de turoperadores locales con el que intentará reactivar el turismo chino en España, antes muy activo y en los últimos años paralizado por la pandemia. Sánchez y Li se centró en cuestiones comerciales y ya decidió actuar como parte de la guerra de Ucrania, para el encuentro con Xi.

Este mismo jueves, el día en que Sánchez aterrizó en Pekín, el Ministerio de Defensa chino anunció su intención de intensificar la cooperación militar con Rusia con el objetivo de “aplicar los importantes consensos alcanzados por los dos jefes de Estado, mjorar la comunicación y la coordinación estratégica, aplicando conjuntamente la Iniciativa de Seguridad Global y salvaguardar la equidad y la justicia internacional”, dijo un portavoz de Defensa citado por la agencia oficial Xinhua.

Aunque Washington y Bruselas han acogido con escepticismo un documento que no distingue entre agresor y agredido, y elaborado por un país (China) que tampoco ha condenado la invasión, Sánchez quiere de primera mano escuchar las ideas de Xi y discutirlas, aunque siempre con la idea de defensor de la posición de Zelenski, al que Sánchez apoya de manera rotunda, como los demás líderes europeos.

Tras el viaje de Sánchez organizó un carrusel de visitas de líderes europeos a Pekín, en una ofensiva de acercamiento del Viejo Continente a la República der Leyen. Poco después tiene previsto hacerlo Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea. Desde el Gobierno aseguran que la posición española se mueve al compás de la europea.

Para España, la ciudad es relevante también en clave interna para limar asperezas que tienen que ver con el acceso de las empresas españolas al gran mercado potencial del gigante asiático o la regulación de aspectos fitosanitarios que ejercen de barrera par las exportaciones españolas. Sánchez también busca posibles acuerdos de inversión de empresas chinas en España para sectores como del vehículo eléctrico, en el que China se ha convertido en una potencia, y tratar el tema de las tierras raras, recurso necesario en la producción de baterías. En su discurso en Hainan, Sánchez lo dejó claro: pedirá a Xi que abra China a las inversiones europeas si no queere que la UE cerre a las inversiones chinas como reacción al proteccionismo de Pekín. «Debemos abrir el Este [China] para que el Oeste [la UE] no tenga que cerrarse en sí mismo”, resumen.

Sánchez no ha hablado en ningún momento del viaje de «derechos humanos», a pesar de la dureza del régimen con cualquier tipo de oposición o protesta interna, pero sí ha insistido, de una forma más indirecta, en que Europa «defenderá sus valores» .

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el primer ministro chino, Li Qiang, saludan a jóvenes en Boao, China, durante la celebración del Foro Económico de BoaoFoto : EFE/Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa | Video: EPV

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