Oleoductos, gasoductos, cables de datos submarinos. Las infraestructuras energéticas y de telecomunicaciones cruciales para los países también pueden convertirse en puntos críticos para posibles ataques, incluso en un contexto marcado por la guerra rusa en Ucrania y otras amenazas globales. Ahora, tras el sabotaje de los gasoductos Nord Stream el pasado septiembre en el Mar Báltico, que produjo la explosión de tubos y un desastre medioambiental, la OTAN ha puesto en marcha una célula que revisará y hará seguimiento de este tipo de instalaciones en los aliados países. La célula, que tratará de hacer las infraestructuras más seguras y tejer redes que disuadan de posibles ataques, estará dirigida por el militar alemán retirado Hans-Werner Wiermann y tratará de coordinar a la industria, el sector privado (que posee gran parte de estas instalaciones ) y los equipos de seguridad y defensa de los países, según ha anunciado este miércoles el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

«El sabotaje de los gasoductos Nord Stream nos ha recordado a todas las vulnerabilidades a las que nos enfrentamos», ha recalcado el máximo responsable de la Alianza Atlántica en una rueda de presa tras la reunión con los ministros de Defense de los aliados en Bruselas, en el que se ha acordado la creación de la célula. La OTAN alertó sobre la vulnerabilidad de esta infraestructura y sobre el impacto de ataques y sabotajes como consecuencia del gasoducto ruso — tras el que las primeras investigaciones ven la mano de un “actor estatal” — pueden no tener solo en la seguridad de los Aliados, a grandes rasgos, sino en la vida diaria de sus ciudadanos y la economía mundial: más del 90% de las comunicaciones digitales globales fluyen a través de redes de cables submarinos, por ejemplo. La creación de la célula especializada coincide con la intención de la Comisión Europea de reforzar sus directrices sobre infraestructuras críticas para la protección frente a riesgos de seguridad, atentados terroristas o desastres naturales. Bruselas ha pedido a los Estados miembros que revisen el riesgo de sus instalaciones. Ahora, la UE y la OTAN cooperarán en este campo.

El nuevo anuncio de la Alianza Atlántica llega cuando la polémica sobre el Nord Stream ha vuelto a primera línea después de los comentarios despertados por la publicación de un artículo firmado por el periodista estadounidense Seymour Hersh, qu’afirma que el ataque fue llevado a cabo por orden del presidente estadounidense, Joe Biden. Hersh, quien citó una fuente anónima, relató que el sabotaje se levantó a cabo por buzos, que instaló explosivos en junio que detonó en septiembre con ayuda de Noruega. La Casa Blanca tiene tildado el artículo de «ficción completa» y Oslo también ha negado la veracidad del relato, que incluye, por ejemplo, el nombre y supuesto recorrido de varios barcos que, según los datos en abierto, no hubo allí.

Suecia, Dinamarca y Alemania tienen en marcha una investigación sobre lo ocurrido en el Nord Stream porque o fue en sus aguas o se trata de uno de sus proyectos, pero el caso está en manos de las respectivas fiscales y las pesquisas aún están en marcha. Tras los ataques, Polonia y Ucrania culparon a Rusia, aunque sin ninguna prueba. Rusia, mientras, dijo directamente al Reino Unido; también sin pruebas. Ahora, el Kremlin, además, se ha subido al barco de Hersh, ha culpado a Washington del sabotaje y ha reclamado una investigación a fondo. Como en otros ataques híbridos, el sabotaje no solo ha provocado la inutilización de las tuberías (que en cualquier caso ya no estaban operativas) de gas y el gravísimo vertido al mar, también ha generado una marea de comentarios y teorías sobre lo sucedido que contribuyen to destabilizar a los países ya sembrar caos en el relato.

El caso del Nord Stream ha podido aliviar la relativa facilidad de realizar un sabotaje o algún tipo de ataque en el mar Báltico, enrejado con cables y tuberías de telecomunicaciones que hasta ahora han tenido poca vigilancia. Dentro del nuevo refuerzo de las infraestructuras submarinas, la NATO quiere también aumentar los vuelos de vigilancia de estas instalaciones en alta mar y la presencia de barcos de patrulla en los mares del Norte y Báltico. Noruega, por ejemplo, reforzó la seguridad de sus infraestructuras con más presencia militar tras los sabotajes del Nord Stream.

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Tanques para Ucrania

Cuando la nueva gran ofensiva rusa en Ucrania ya ha comenzado, según la OTAN, el Gobierno del presidente Volodímir Zelenski y el secretario general de la Alianza han urgido a sus aliados occidentales a que aceleren la entrega de armamento. Pesa sobre las súplicas ya la evidencia de que el Kremlin está concentrando decenas de millas de soldados en torno a las fronteras con Ucrania y en los territorios ocupados, y que podría estar, incluso, contemplando ofensivas aéreas (una variable que no ha tenido apenas protagonismo en la guerra a gran escala que va a cumplir un año), la ansiada coalición para enviar los tanques Leopard 2 está yendo más despacio de lo esperado. El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, ha anunciado este miércoles que los países han prometido 48 tanques Leopard 2 para Kiev, menos de los 90 esperados para Berlín.

Entre esos 48 cuerpos de combate comprometidos hay un batallón de tanques Leopard 2 del modelo A4 (más antiguos) cuya entrega está siendo coordinada por Polonia, 14 Leopard 2 modelo A6 (más avanzados) de Berlín y otros tres de Portugal, según explicó Pistorius en Bruselas , tras la reunión con sus homólogos de la Alianza. Los alias que se han mostrado enviar tanques a Kiev quieren que los militares ucranios reciban entrenamiento en el manejo de los carros primero y crear à la estructura logística que acompaña a los Leopard para garantizar su eficacia en el terreno, según fuentes alias.

Zelenski y su ministro de Defensa, Oleksii Reznikov, que participaron en las reuniones de Bruselas, han instado además a que sus socios envíen cazas de combate y más sistemas de defensa antiaérea. The debate of los aviones aún no está verdaderamente sobrio la mesa, pero la Alianza ha urgido a incrementar las entregas de otro armamento pesado, defensas antimisiles y, sobre todo, munición. Ucrania (también Rusia) está agotando la munición a un ritmo vertiginoso. Tanto, ha dicho Stoltenberg, que la guerra se ha convertido también en una carrera de logística. Mientras, las entregas de munición a Ucrania han vaciado los arsenales de los países de la OTAN, que están tratando de maniobrar con contratos con la industria para reponerlos.

Este miércoles, la Alianza ha anunciado que sus países están aumentando la producción de cartuchos de artillería de 155 milímetros —una munición clave en la guerra de artillería terrestre que se libra, por ejemplo, en Donbás— y que es necesario aumentar aún más la producción para seguir ayudando en Ucrania. Asimismo, la OTAN preparó un proyecto de almacenamiento de munición, según Stoltenberg. Mientras, la UE también se está moviendo para tratar de poner en marcha más compras conjuntas de material, y hay propuestas sobre la mesa como la de la primera ministra estonia, Kaja Kallas, que propone un modelo de compras en común como el que se lanzó para las vacunas contra covid-19.

Mientras, siete países europeos (el Reino Unido, Países Bajos, Noruega, Suecia, Dinamarca, Islandia y Lituania) han anunciado este miércoles un paquete de contratos directos por valor de 225 millones de euros entre Ucrania y fabricantes de defensa para dotar a Kiev de suministros de artillería, piezas de repuestos de tanques y otros materiales. Alemania ha firmado contratos con el fabricante Rheinmetall para reiniciar la producción de municiones para los cañones antiaéreos Gepard que ha entregado a kyiv. «Estamos ante un momento crítico por lo que vemos sobre el terreno en Ucrania, pero también por lo que esperamos en los próximos meses», ha alertado la ministra de Defensa de Países Bajos, Kajsa Ollongren, que ha advertido de las consecuencias de una guerra grande.

proyecto espacial

Mira que la OTAN se niega a monitorear y estudiar infraestructura crítica, sobrio para hacer submarinos, alias miran al cielo. Por primera vez, 16 países miembros de la Alianza —Bélgica, Bulgaria, Canada, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Luxembourgo, Países Bajos, Noruega, Polonia, Rumania, España, Turquía, el Reino Unido, Estados Unidos— junto a Suecia y Finlandia (que esperan sumarse a ella en los próximos meses) han lanzado una nueva iniciativa para recopilar y utilizar datos del espacio.

El plan, que la OTAN describe como el mayor plan espacial en la historia de la Alianza, para mejorar la inteligencia y la vigilancia y dar apoyo a las misiones y operaciones de la organización, según fuentes aliadas. La Alianza para la Vigilancia Persistente del Espacio (APSS, por sus siglas en inglés) creará una constelación virtual de activos (estatales y comerciales) como satélites para compilar, intercambiar y analizar datos entre los aliados.

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