carlos alcaraz, que crece en cada partido a ojos del planeta tenis, pone otro pie en donde nunca había estado, los cuartos de final de Wimbledon. Un paso más lejos en su crecimiento, pues el año pasado cayó en esta ronda ante Jannik Sinner, y en su candidatureura al título. Porque levanta otro pequeño susto ante un gran jugador como Matteo Berrettini, que siempre lo ha llevado al límite con su saque y su derecha, y que también le dio un susto en octavos, sin que fuera más que eso, otro paso en la madure del número 1 del mundo.

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    Es Alcaraz un problema para cualquier rival, los explota al máximo, y aunque se crean con capacidad para ello, tiene el español ese puntito de más que otros no pueden alcanzar. Lo padece Berrettini en el partido final de la pista central, que ha visto de todo en esta jornada: un partido de media hora entre Elena Rybakina y Beatriz Haddad Maia, quien se retira con 4-1 abajo por lesión; la reanudación del Djokovic-Hurkacz con otro susto para el serbio, pero sin que perturbara en exceso los el tercer set; y una paliza de Ons Jabeur a Petra Kvitova (6-0 y 6-3) antes de que comparezcan el español y el italiano.

    Berrettini, 26 años de muy buena derecha y saque, aunque con algunas lagunas en el revés, sabe moverse con elegancia en la hierba. Así se lo hace saber a Alcaraz, y eso que es el español el que intenta poner nervioso al rival desde el inicio: un par de options de rotura en el primer juego, otra más en el tercero mientras él se pasea con juegos en blanco. Pero este Berrettini fue finalista en Wimbledon 2021 y disfruta de un regreso tras un año y medio de lesiones qu’provecha levantando todas esas opciones con saques a 220 kilómetros por hora y una catapulta con el drive. Y a los 35 minutos se treve a fiar la lógica que dice qu’Alcaraz llega más entero, con más entrenamientos y con un título ya en hierba en Queen’s: aprieta esa mano derecha, esconde el reves y fuerza dos errores en la mano del español , que pregunta a su palco qué hacer, y que le permiten sumar el break y el set en el juego siguiente con su saque.

    Sabía Alcaraz y Juan Carlos Ferrero y el planeta tenis que el partido sería así, con una lucha de poder porque así habían sido los precedentes: Viena 2021 y Río 2022 para el español, con resultados de 6-1, 6-7 (2) y 7-6 (5) y 6-2, 2-6 y 6-2, y cinco mangas en el Abierto de Australia que se llevó el italiano por 6-2, 7-6 (3), 4-6, 2 -6 y 7-6 (5). Por eso parece tranquilo Alcaraz, porque esto es una carrera de fondo y él ha aprendido tan rápido como todo a controlar las energías y manejar las fuerzas del rival.

    Ya para el inicio del segundo set, que comienza con una caída de Berrettini sin consecuencias, el español ha mejorado el servicio y la derecha, y cambia a una estratagia de pocos intercambios porque también tiene un puñal en la mano. Y con eso en marcha, espera agazapado el bajón del italiano, que llegará porque no podría mantener el nivel mucho más tiempo; the faltan partidos y confianza de tanto estar en la enfermería. Aguarda Alcaraz el momento, y lo hace con un puntazo por detrás de la red con el que se anima y manda un recado al rival: tengo este y mil trucos más. Y así, aturulla a Berrettini, que baja de sopetón la eficacia con su derecha y permite sumar a Alcaraz diez puntos consecutivos: del 1-1 al 4-1, y ya no hay parón en la inercia ganadora del español. Dejadas/cortadas para deleite propio y del público y todo inclinado a su favor: el segundo set, las sensaciones y el partido. Berrettini lo sabe, cabeza gacha. Alcaraz lo sabe, cabeza alta.

    El saque, que sigue sin ser espectacular (ronda el 55% de los primeros), se suma sin embargo a una competitividad en aumento y una seguridad extrema en sí mismo, que le permite limitar a una sola bola de rotura en el segundo y el tercer set y, en cambio, ganarse una tras otra hasta desperar a Berrettini, que no sabía si podría jugar este torneo hace dos semanas y cede ante la evidencia de que este Alcaraz le llega muy pronto en su recuperación. Si no había cedido ningún turno de saque en los tres partidos anteriores, hubo cuatro roturas para el español esta vez.

    Ni siquiera unos 10 minutos de parón para cerrar el techo por falta de luz supuso un gran cambio para uno, que ya llevaba la directa hacia arriba, ni para el otro, que no tuvo más que ofrecer, pero ya es mucho más que estos meses anterior. Una alegría para el tenis tener un Berrettini de nuevo en la pelea por las grandes cotas.

    Y más todavía para Alcaraz, que pisa por primera vez los cuartos de final de Wimbledon pero no es aquí el final del camino que quiere el español: “Tengo hambre de más. Es algo que quería hacer. Lost the año pasado y vine con este objetivo. Quiero más».

    En cuartos, el miércoles, otro obstáculo de los grandes y compañero de generación: Runa Holger, que tiró a Grigor Dimitrov por 3-6, 7-6 (6), 7-6 (4) y 6-3. “Hemos jugado muchas veces juntos en categorías inferiores, y es genial estar en unos cuartos de final de un Grand Slam. Creo que será un partido divertido y que lo disfrutaremos”.